El Archivo Histórico Municipal de Elche es la unidad administrativa responsable de recoger los documentos generados o reunidos por la Administración local en el ejercicio de sus actividades y funciones, desde sus orígenes en la Edad Media. Además conserva otros fondos procedentes de otras personas e instituciones, significativos para la historia local, mediante acuerdos de donación o depósito. Todo esto "al servicio de su utilización para la investigación, la cultura, la información y la gestión administrativa" (art. 59.1 de la Ley 16/1985, de 25 de Junio, de Patrimonio Histórico Español)


Aunque el Archivo funciona como tal desde la Edad Media, no será hasta el 20 de marzo de 1979 que el Ayuntamiento Pleno crea el Archivo Histórico Municipal de Elche y aprueba su ubicación en el antiguo Hospital de Sant Josep (convento franciscano desamortizado).


La preocupación del Consejo por el Archivo queda reflejada desde el principio en los Libros de Ordenaciones donde se recogen las primeras disposiciones para la agrupación de los fondos, ordenación y adecuación del local destinado a archivo. Tenemos noticias de que el primer inventario lo realizaron, en 1660, Antonio Siuri y Gaspar Pérez de Sarrió, aunque los que conservamos son de fecha posterior. En 1729, el escribano Carlos Gracia escribe un memorial al Cabildo para decir que desde la abolición de los fueros había aumentado el trabajo en el archivo considerablemente al tener que formar “padrones de equivalente, sal y listas de su cobranza con muchas otras” cosas”, por lo que unos años después fue nombrado el primer archivero de Elche: Ignacio Ruiz de Lope. El archivo mayor estaba cerrado con tres llaves: «una se entregaba al alcalde primero, otra al señor concejal y la tercera al archivero». El archivo, aparte de custodiar los documentos, guardaba también los trajes y el resto de utensilios para La Festa.


La documentación que ha llegado a nosotros ha superado saqueos, guerras y despreocupación municipal en distintas épocas. Durante la Guerra de Sucesión se quemaron las Casas Capitulares y se destruyó la unidad del archivo. En 1837, la Facció Forcadell asaltó el Ayuntamiento llevándose documentación.
Pese a las vicisitudes, el archivo es hoy uno de los más ricos de la Comunitat Valenciana, sin duda, gracias a la labor de Pere Ibarra. Éste fue contratado para hacerse cargo del archivo que sufría condiciones de abandono, entre otras cosas porque parte de la documentación fue vendida para pagar obras municipales. También se hizo cargo del archivo de protocolos notariales. Él dejó un sistema de organización de los documentos que perdura todavía.
El Archivo no sólo recoge la documentación que producen las oficinas municipales, sino que actúa como centro de patrimonio documental y, a lo largo de su historia, ha visto incrementar sus fondos con documentos procedentes de otras instituciones o particulares.

Fondos documentales
La mayor parte de la documentación conservada en el archivo es la que ha producido la institución municipal a la que va ligada y, asimismo, es tan amplia y tan variada como las funciones que ésta ha tenido a lo largo del tiempo.
Los documentos más antiguos se remontan al siglo XIII y existen series de documentación que se han prolongado hasta nuestros días. Destacan, entre las principales: los Libros de actas (comienzan en 1371), documentación sobre finanzas (desde 1490), Administración de Justicia, Hospital y Sanidad, Territorio y Población, Industrias y Comercio, Elecciones…
Es difícil poder acercarnos al valor particular de los documentos, pero podemos decir que existen dos dentro del archivo que marcan cierta importancia respecto al resto. Uno de ellos es el Libro de privilegios o Codex de Elche, libro en pergamino que recoge los privilegios dados por los reyes de Castilla y Aragón y que sirvieron para dotar al municipio de una primera organización político-administrativa. El otro documento es la Consueta de 1709 para la representación del Misterio.
Tras la expulsión de los moriscos en 1609, el antiguo Raval de Sant Joan pasó a ser universidad, entidad local de régimen menor, con administración separada e independiente de la villa, salvo en la justicia civil y criminal. En lugar de bienes propios, sus ingresos procedían fundamentalmente de las regalías que cedía el señor de Elche, el Duque de Arcos quien, tras la expulsión, repartió las tierras y las casas entre nuevos pobladores cristianos. En 1835, este Ayuntamiento fue suprimido y el archivo, así como su gestión administrativa, se integra en el de la villa. La documentación que conservamos está comprendida entre estas dos fechas, aunque existen pocos documentos de la primera época. Las series fundamentales son: libros y cuadernos de actas, documentación relativa a finanzas y contabilidad (regalías, impuestos y contribuciones), amillaramientos, administración de pobres o quintas. Cabe destacar los Libros del Mostassaf.
En la misma sesión del pleno en la que oficialmente se da denominación al Archivo Histórico Municipal, se crea, adscrita a él, la Sección Histórica de Protocolos Notariales. Este fondo se conservaba en dependencias municipales desde que, el 7 de julio de 1925, se trasladaron allí los protocolos del notario Joaquín Botella Pascual, uniéndose a otros protocolos sueltos que ya existían en el Ayuntamiento. En cualquier caso, la titularidad de los protocolos es exclusiva de los notarios, pero se ceden para la investigación aquellos que sean centenarios.
Se conservan Libros de Protocolos desde 1463 y se recoge una variada tipología documental en estas escrituras. Físicamente también responden a una unidad dentro del archivo y llevan la firma SHPN.
Buena parte de esta documentación se ha comprado, en distintos momentos, a los herederos de los administradores de la Casa de Altamira, últimos señores de Elche, aunque los primeros libros proceden del ducado de Arcos. Hay otros documentos sueltos de esa misma administración que entraron en el archivo al ser recogidos por Pere Ibarra. Cabe destacar los Libros de Capbreus, de los siglos XVII y XVIII, imprescindibles para el estudio de la repoblación de la Universidad de San Juan tras la expulsión de los moriscos. Son escrituras de establecimientos y venta a carta de gracia basadas en un modelo en el que se configura la propiedad de la tierra afectada.
Pedro Ibarra Ruiz (1858-1934) fue archivero municipal. En 1891, logró el título de Archivero, Bibliotecario y Anticuario de la Escuela Superior de Diplomática. Fue un incansable investigador y organizó una colección propia de piezas arqueológicas e innumerables documentos, comprados o recogidos a otros particulares y que, después de su muerte, pasaron al Archivo Histórico Municipal, aunque no podemos precisar su cantidad. Entre otros, además de algunos documentos personales, podemos destacar los «Índices de remisiones en Cabildos y Sitiadas», que resumen todos los acuerdos municipales desde 1370 hasta 1923, o colecciones como «Tesoro Histórico», que recoge panfletos y carteles de contenido muy diverso, Papeles curiosos, Varios o sus álbumes de fotografía.
Pedro Ibarra estuvo muy influido por su hermano mayor Aurelià Ibarra (1834-1890), fundador del Partido Democrático en Elche, arqueólogo, escritor y artista. Hizo importantes descubrimientos arqueológicos que fueron recogidos en su libro Illici, su situación y antigüedades. Su documentación -algunas obras manuscritas, la correspondencia personal, la colección de papeles políticos y también gran parte de sus artículos periodísticos recogidos en la colección titulada Crónicas Ilicitanas- pasó a formar parte de la colección del su hermano Pedro.
Cuando se desamortizaron los conventos, el franciscano de San José y el mercedario de Santa Llúcia en 1835, sus fondos pasaron al Ayuntamiento donde se guardaron con poco cuidado. Del convento de San José nos han llegado documentos sobre censos y propiedades, misas por interés, limosnas y el Libro de las Juntas y beatas de la Orden Tercera. Del convento de la Mercé, conservamos algún documento suelto sobre propiedades, pero debe hablarse más bien del archivo de Fr. Agustín Arques Jover, nombrado archivero general de la Orden desde 1782 que nos ha dejado una rica información sobre los fondos del Archivo Mercedario.
Hasta finales del siglo XVIII, era la administración municipal la que se encargaba de la gestión de la Acequia Mayor, principal red de reparto de agua de riego en Elx. A partir de entonces, pasó a una Real Junta de Aguas, en la que los propietarios tenían una participación mayoritaria. La Comunidad de Propietarios de la Acequia Mayor del Pantano se crea en 1911 y, desde ese momento, se puede hablar de una organización totalmente independiente del municipio. Aunque la documentación permaneció en el Ayuntamiento se custodiaba en un armario separado, por eso podemos encontrar algún documento municipal en ese fondo así como libros del reparto de aguas en la documentación municipal.
El traslado definitivo de la documentación a la sede de la Comunitat se produciría en el siglo XIX y, en 2006, mediante la firma de un convenio, se ha depositado en el AHME. El inventario que se puede consultar lo ha realizado Anna M. Álvarez Fortes.
La Acequia de Marxena y la Acequia Mayor forman un sistema hidráulico que riega el campo de Elche. Ambas tienen origen medieval, aunque no podemos precisar exactamente cuándo se construyeron. Tras la Conquista, el Niño Manuel repobló parcialmente con cristianos la ciudad y su término, y realizó un reparto de heredades que afectaría tanto a la huerta como a las tierras de secano. Tuvo que ser en ese momento cuando se separarían los dos sistemas de regadío histórico de Elche: la Acequia Mayor, que regaba la huerta mayor, la del palmeral, que se había repartido entre los cristianos, con una dotación de agua de tres cuartas partes del total (9 de cada 12 hilos); y la de Marxena, mucho más reducida, con 2 hilos, que regaba las tierras adjudicadas a los musulmanes tras la conquista en la orilla derecha (l'Horta dels Moros). La Acequia de Marxena fue propiedad de los sucesivos señores de Elche, pero la gestión propiamente organizativa del riego y el reparto del agua la dejaron a manos de la aljama de los mudéjares. Tras la expulsión de los moriscos en 1609, la gestión pasó al Consejo de la Universidad de San Juan, que elegía cada año un sobresequier que gestionaba su riego. Cuando fue suprimido dicho ayuntamiento, en 1835, el gobierno y la administración de la Acequia de Marxena pasaron a manos de una Comunidad de Propietarios, regulada por un reglamento aprobado en 1893 y que, salvo pequeñas modificaciones, continúa todavía vigente.
Aunque no existió la figura de archivero y el fondo documental ha pasado por distintas dependencias, los documentos se han conservado respetando las series generadas en el ejercicio de su función por la Comunidad de Propietarios. El 20 de mayo de 2011, en la Junta de Gobierno de esta comunidad, se aprobó la cesión en depósito del archivo de la Acequia de Marxena al Archivo Histórico Municipal de Elche.
Destacamos la documentación sobre el gobierno de la Acequia (órdenes, reglamentos, expedientes de sesiones plenarias); sobre el reparto y distribución del agua (venta y reparto diario del agua, contratos de compraventa, etc.), así como las serie de expedientes de obra que afectaron al trazado de la acequia.
Los testigos de personas anónimas y otras más conocidas de la vida local componen esta colección formada por más de 1.000 cintas de casete. Han sido dadas en el archivo por el historiador ilicitano Miguel Ors y recogen episodios y vivencias sobre la Guerra Civil, la posguerra y, en general, sobre aspectos cotidianos de la sociedad ilicitana. Esta colección, sin duda, completa la documentación del archivo y aporta otro punto de vista más personal a una época determinada.

Consulta de fondo
Los documentos del Archivo Histórico Municipal de Elche se pueden consultar en el catálogo informatizado donde hemos incluido todas las herramientas de descripción que poseemos, tanto antiguas como contemporáneas. Estamos trabajando en la normalización de todos estos registros y preparando una investigación relacionada y avanzada. Por el momento, están accesibles desde la web los documentos hasta 1924.
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Las técnicas del Archivo con motivo del 8-M 2023

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